La Física y los juegos de azar: ruleta, póker, bingo,...

¿Es el azar parte de la Física o es la Física parte del azar?
Si "Dios no juega a los dados con el Universo", como Einstein quizá dijo, entonces los dados no forman parte de un sistema lógico y ordenado sino que pertenecen a otra esfera: la del azar.
Pero como en algunos libros de ciencia se ha incluido el tema, ¿por qué no, de tanto en tanto, incluirlo también en este muy visitado espacio de internet?
Viviendo toda mi infancia y primera juventud en la ciudad de Mar del Plata, a diez cuadras del famoso Casino, el asunto no solamente rondaba mi hogar a través de marplatenses y turistas sino también lo atravesaba por dentro. Sin embargo, nunca visité las salas de juego, ni siquiera para conocerlas personalmente.
Pero desde que estoy con esto de las computadoras, es decir, desde aquél lejano 1973 en que realicé mi primer curso de Assembler para IBM/360 en el ya desaparecido "Instituto Cristal" de La Plata, todos los apostadores vieron en mí alguien que sabía, por ejemplo, qué número iba a salir en la lotería de ese día, o qué caballo ganaría en el hipódromo, o cómo predecir el favorecido por un lanzamiento de ruleta.
Y aunque les decía que si lo hubiese conocido de antemano ya hubiera hecho mis propias apuestas y sería un feliz supermillonario.
Para comenzar esta serie de notas que irán apareciendo a lo largo del tiempo, y para nuestro amigo que en estos días ha consultado acerca del tema vía email, una historia que andaba circulando por Mar del Plata allá por los años 50 y que nunca me ocupé en verificar.
Un señor alemán que visitaba diariamente el Casino en su sector de ruleta se ocupó de tomar nota de los números que iban saliendo en una determinada mesa. Entonces detectó que a medida que avanzaba la semana algunos números iban siendo favorecidos con mayor frecuencia. El domingo por la noche, ya era capaz de predecir cuáles serían ésos que aparecían notoriamente como más "salidores".
¿Dónde se encontraban esos números? Todos estaban ubicados en un mismo sector del plato de la ruleta. Es decir, la ruleta "se inclinaba" hacia un lado del plato. Ya no debía elegir entre 37 sino solamente entre seis o siete, o apostarle a todos ellos, con una ganancia asegurada de 6 a 1, aproximadamente.
¿Por qué ocurría ésto? Porque en cada mesa el croupier (quien hacía girar el plato y lanzaba la bolilla) era siempre el mismo. Entonces la posición de su mano era reiterada en cada lanzamiento y generaba fuerzas que no eran exactamente la cupla necesaria para iniciar la rotación sino que una de las fuerzas paralelas era de una intensidad algo mayor que la otra.
Ésto provocaba una fricción del cilindro vertical sobre el eje con el consiguiente desgaste, imperceptile en cada lanzamiento pero acumulable en el tiempo hasta provocar una deformación permanente en ese eje, en el cilindro que rotaba a su alrededor o en ambos. Algo así como una "marca" que haría finalmente que el plato se detuviera en esa irregularidad mucho más frecuentemente que en el resto del cilindro, con lo que cierto grupo de números se favorecía.
Pero el señor alemán notó también que esa situación iba haciéndose notoria a medida que transcurría la semana pero que el lunes desaparecía y todo volvía a comenzar.
Averiguó y así se informó de que todos los domingos por la noche (o en la madrugada del lunes) se retiraban los platos de todas las ruletas y en la jornada siguiente se volvían a colocar en forma azarosa, por lo que las "parejas" que formaban con los ejes se modificaban y ya no había huellas del desgaste complementario entre ambos.
Entonces, el sistema de este apostador tan observador consistió en tomar nota del desgaste semanal de una determinada ruleta de modo de establecer el anteúltimo día cuál era el sector con probabilidades aumentadas y así dedicar el último día a "jugar" a esos números y así ganar cada semana importantes sumas de dinero.
Él se dio cuenta de que había una clave matemática producto de un fenómeno físico, pero también los empleados de casino, especialmente los de la mesa elegida en la semana, y los inspectores que andan entre las mesas para verificar cómo anda todo lo notaron. Es que era muy curioso ver a ese señor con una libretita y un lápiz anotando de lunes a sábado para apostar solamente los domingos.
Sin embargo lo que él hacía no era delito. No estaba robando a nadie y como las apuestas del Casino oficial tienen un "tope", el rendimiento económico no se afectaba mucho pues había otros miles que jugaban cada día y, como es la regla, la gran mayoría perdía.
El señor alemán era seguido por algunos admiradores que veían cómo ganaba dinero y apostaban a los mismos números que él, pero no eran demasiados y tampoco siempre los mismos.
Pero ese apostador tan especial era un ser humano. Y en su fuero íntimo yacía la semilla que suele perdernos a todos o a casi todos: la ambición.
Si hubiese seguido administrando su sistema a lo largo del tiempo y en diferentes Casinos, nadie hubiera tomado ninguna medida especial y se hubiera convertido en multimillonario. Pero él pensó (o en realidad, actuó sin pensar debidamente) que si él concurría esa semana a una mesa y algún amigo hacía lo mismo en otra, la ganancia se duplicaría. Su amigo recibiría un porcentaje importante de lo que obtuviera pero él aumentaría su ingreso. Y así lo hizo.
Luego fueron dos amigos en otras dos mesas, tres en otras tres,... y así hasta que dicen que había una docena de apostadores del equipo del alemán que obtenían una docena de ganancias especiales siguiendo el sistema.
En Argentina los juegos de azar son una actividad ilícita porque es una forma de incentivar ludópatas a obtener supuestos beneficios pero con una probabilidad mayor a favor del banquero o una quita en las ganancias de los jugadores. En la ruleta hay un número 0 con el que todos pierden opciones como "docena", "color", etc. y en algunas, hasta un 00 adicional. En fin, que a lo largo de la noche siempre suele ganar el Casino contra el total de apostadores. En las loterías, nunca se paga el 100% de lo ganado por alguien sino que se le recorta un 30% de las utilidades o algo así.
Pero si el Casino es del Estado o comparte utilidades con él a través de fuertes impuestos, los juegos de azar están permitidos porque son fuente de recursos para educación, salud, vivienda, etc. Es, como se llama a veces, "Lotería de Beneficencia Nacional" o algo parecido.
Lo que sigue estando prohibido es asociarse para jugar a la ruleta, por ejemplo. Se la considera una "asociación ilícita" y sus integrantes suelen terminar haciendo sus cálculos probabilísticos en la cárcel durante unos años. Porque no calcularon bien las probabilidades de ir presos, seguramente.
Entonces una noche de domingo, mientras el alemán y sus doce apóstoles hacían su obra de bien para con ellos mismos, cayeron los guardianes de la ley y se los llevaron al calabozo. Allí confesaron ampliamente para disminuir su castigo, y los policías y jueces aprendieron cómo se ganaba a la ruleta en el Casino de Mar del Plata. No pudieron ponerlo en práctica porque a partir de esos días tanto los platos como los croupiers comenzaron a cambiarse cada noche y se realizó un mantenimiento a ejes y cilindros para asegurar que el azar volviera a ser azaroso (y que el Casino volviera a seguir quitando el dinero al conjunto de apostadores para felicidad de los alumnos de las escuelas, los pacientes de los hospitales, etc. - o, al menos, eso dicen y no somos quiénes para dudarlo).
Por tanto, la Física va en contra del azar, parece, pero no es fácil demostrar cómo ocurre eso en cada caso. Y si podemos detectar alguna "falla" o "circunstancia" que se convierte en una variable que se incorpora a la ecuación y que otros no han advertido, debemos aplicarla cuidadosamente y de modo de no llamar la atención. Como, por ejemplo, puedo anticiparte que esta semana en que estás leyendo ésto se juega en tu país una importante lotería. Sí, ésa que estás pensando. No menciono el nombre de tu país para que no sean muchos los que conozcan el secreto. Y creo saber qué número será el ganador. Al menos tengo unos datos que lo hacen muy probable.
En esa lotería (que algunos llaman "quiniela") el número favorecido será el 944. Obtendrá el primer premio y pagará unas 700 veces lo que apuestes. No está mal, ¿verdad? Y que tú lo juegues no es "asociación ilícita" aunque yo apueste también por él. Será solamente esta vez y, si ganas, ya te diré cómo enviarme mi parte, que solamente será de un 10% "por el dato". ¿Te parece?
Por hoy, hasta aquí. Ya seguiremos con el tema de la Física y los juegos de azar porque tengo mucha otra información.
Te dejo un saludo afectuoso y recuerda, esta semana el 944 "a la cabeza" en ésa lotería. Luego me cuentas.

Prof. Daniel A. Galatro
(en sus últimos días de "pobre")
dgalatrog@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy interesante historia