Las verdaderas razones: de lo que trata este relato


(Reflexiones del autor)

Todo efecto tiene, al menos, alguna causa, si no más de una. Pero "las verdaderas razones" no suelen verse al ras del asunto sino que el ir y venir de las olas, en este caso de los acontecimientos posteriores, las van sumergiendo un poco más cada día como el mar hizo con los restos del Titanic hasta hacerlas difícilmente hallables o hasta imposibles de recuperar.

Que un hombre cualquiera, en este caso un tal Raúl Hugo Morales, ignorable por la sociedad o, en este caso, solamente reconocible por su labor cotidiana como "correctísimo empleado del correo de Esmeralda", pudiera, en días cercanos a una Navidad más, convertirse en un asesino serial que puso en vilo a esa sociedad que lo ignoraba, tiene necesariamente razones que lo expliquen, aunque no lo justifiquen.

Porque no todo nace con su propia realidad y sus propias circunstancias. El comienzo real de lo ocurrido en este caso puede, siendo estrictos, ubicarse en el origen de los tiempos, algo que no tenga una razón previa. Más realísticamente, las últimas generaciones de los Morales, padres y abuelos de Raúl, lo proveyeron de una carga cultural y genética de la que el hombre no era responsable sino víctima, como todos somos de las nuestras.

Ser un "infeliz" no es una cuestión de elección. Especialmente si consideramos tal condición como la incapacidad de ser feliz. Se es infeliz nato como se es alto, rubio o coreano. Un individuo así resulta de una combinación de factores propios y del entorno que lo colocan irremediablemente en esa situación. Ése era el caso de Morales, condenado a vivir sucesiones de infelicidades casuales o hasta autoprovocadas, que convirtieron su vida en una triste sinfonía a la que él quiso proveer de un final espectacular. Y como era de esperar, fue un final espectacularmente infeliz.

La mente humana genera situaciones y, a la vez, se moldea continuamente merced a situaciones provocadas por el resto de las mentes con las que interacciona. Y luego los especialistas intentan determinar el estado en que se encuentra en un momento dado.

¿Psicosis? ¿Paranoia? ¿Neurosis? Seguramente alguien podría colocar un rótulo adecuado a este personaje luego de conocer las circunstancias aunque sin poder bucear profundamente para encontrar sus verdaderas razones, las que reposan en las profundidades de un mar al que van a dar todas y cada una de las personalidades que alguna vez transitaron o transitarán este lugar del Universo.

Por eso me tomé el atrevimiento de intercalar las noticias de actualidad llegadas por fax, con los hechos significativos del pasado más lejano o más cercano de Raúl Hugo Morales.

Para que tú, mi lector, pudieras tener elementos que te permitieran determinar, subjetivamente, si ese hombre tenía o no razones para cometer su delito.

Si te interesa tener tu propia copia de esta historia, solamente debes enviar un mail a mi correo danielgalatro@gmail.com o completar el formulario de contacto que encontrarás en este mismo blog para que, a vuelta de correo, te indique los sencillos pasos que te pondrán en posesión del libro electrónico que contiene la historia.

Sé que te interesará, por lo que será un placer sumarte a quienes buscaron saber más acerca del caso de las estampillas envenenadas.

Mientras tanto, te envío un saludo afectuoso.

Prof. Daniel Aníbal Galatro